(The Adventures of Mark Twain), 
                Warner Brothers. Director, Irving Rapper. Elenco: Fredric March, 
                Alexis Smitch, Donald Crisp, John Carradine, Alan Hale, C. Aubrey 
                Smith, Parcy Kilbride, Robert Barrat, William Henry. 
              "Un título explícito diría 
                "Algunas aventuras y muchas ocurrencias de Mark Twain". 
                Efectivamente, sobre una tenue ordenación cronológica, 
                la Warner Brothers distribuye aventuras (principalmente en la 
                primera mitad) y ocurrencias (principalmente en la segunda mitad) 
                de Samuel L. Clemens. La biografía, propiamente dicha, 
                está suprimida. Así, por ejemplo, los libretistas 
                olvidan que Sam Clemens fue a Nevada requerido por su hermano 
                Orion; olvidan que su encuentro con Bret Harte no se redujo al 
                episodio de la Rana Saltarina. Estas aventuras cinematográficas 
                son, además, muy inferiores a las que con tanto ingenio 
                y tanta frescura se desarrollan en las novelas de Twain: "Tom 
                Sawyer" o "Huckleberry Finn". El film 
                insiste en la nota pueril (melodramático pasaje del río 
                en la niebla) o en la nota romántica (súbito amor 
                suscitado por el retrato de una joven que más tarde será 
                Mrs. Clemens). Por otra parte, si se trataba de "las aventuras" 
                de Mark Twain, debieron ellas ceñirse a sus primeros 25 
                años, tomando como base el magnífico libro "Vida 
                en el Mississippí". En esta versión el 
                río se desvanece en estampas sin convicción y en 
                frases de mala oratoria. Su fresco intacto y legendario encanto 
                se desconoce, como ya sucediera en la indigente adaptación 
                cinematográfica de "Las aventuras de Huck". 
                En materia de ocurrencias se difunden algunas no demasiado ocurrentes 
                (el espectador se pregunta a veces de qué se ríen 
                tanto los actores).
              Algunas deshilvanadas aventuras no pueden dibujar plenamente 
                un carácter; tampoco pueden hacerlo las frases que sobre 
                el protagonista dicen los demás personajes. Para ese pleno 
                dibujo se requiere una minuciosa organización, una lenta 
                acumulación de sucesos significativos. Por mucho que se 
                quiera cargar de valor simbólico o representativo a ciertas 
                escenas -piratería infantil, periodismo en el Oeste- la 
                verdadera personalidad de Mark Twain no trasciende del film.
              Entre los realizadores, el único que parece verdaderamente 
                informado sobre Sam Clemens es Fredric March, quien ofrece un 
                retrato inteligente y vivo.
              La intención inicial de esta obra -dar una versión 
                entretenida y anti-académica de un escritor entretenido 
                y anti-académico- era excelente. Pero dirección 
                y libreto -apegados a la rutina cinematográfica y afectados 
                de diversos lugares comunes- desvirtuaron una excelente oportunidad 
                de decir al mundo iletrado quién fue realmente Mark Twain."
              E.R.M.