En más de un sentido éste fue un año de 
                Cine - Clubes. La actividad de los tres más importantes 
                - Cine Arte del Sodre, Cine Club, Cine Universitario - llegó 
                a su punto máximo en el transcurso de este año. 
                Sus actividades públicas (ciclos de exhibición retrospectiva, 
                preestrenos y reestrenos, concursos de filmación, revistas) 
                mantuvieron todo el año al espectador atento en constante 
                actividad. La notoria deficiencia de la programación comercial 
                se vio aliviada por este dinamismo que no excluía la competencia. 
                (Un mismo domingo había que elegir entre la versión 
                española del Sombrero de tres picos por Abadie d'Arrast 
                y la versión napolitano - barroca de Mario Camerini, ambas 
                de 1934). Junto a éstos, se organizaron otros Cine - clubes 
                de actividad más restringida y aún de efímera 
                duración. Todos son índice de una preocupación 
                adulta por el cine, de una concepción del cine como arte 
                (no corno industria de entretenimiento) que habla de la madurez 
                de un sector del público cinematográfico.
              CICLOS. - Cada Institución se especializó en uno 
                o varios ciclos. CINE ARTE DEL SODRE exhibió un ciclo bastante 
                completo de cine francés sonoro. Algunas muestras eran 
                inéditas o prácticamente inéditas. Las más 
                notables fueron, sin duda alguna, La régle du jeu 
                (1939) de Jean Renoir y Les dames du Bois de Boulogne (1944) 
                de Robert Bresson. Ambas constituyen puntos culminantes en la 
                carrera de sus respectivos realizadores; ambas demuestran un concepto 
                inconformista de la creación cinematográfica. La 
                régle du jeu revela la riqueza y variedad de la experiencia 
                cinematográfica de Renoir, uno de los escasos grandes directores 
                actuales; Les dames du Bois de Boulogne (la segunda película 
                de Bresson) es índice elocuente de una voluntad de estilo, 
                de una concepción original de la escritura cinematográfica. 
                Otros ciclos a que dedicó CINE ARTE su actividad fueron 
                el de documentales ingleses (expuesto en forma más didáctica 
                por CINE CLUB) y el de documentales suecos, con exhibición 
                de la obra importante de Arne Suckdorf cuyo Viento en el río 
                fuera distinguido por el jurado de la crítica en el segundo 
                Festival de Punta del Este. 
              CINE CLUB aportó, entre otros, dos ciclos de gran interés. 
                E1 más valioso fue, sin duda, el del documental británico 
                en que pudo verse, ordenada, la obra de John Grierson, de Harry 
                Watt, de Basil Wright, de Cavalcanti, de Len Lye, de Humphrey 
                Jennings y de algunos más. Algunos films - Drifters 
                (1929), Song of Ceylan (1934), Lister to Britain 
                (1942), Trade Tattoo (1936), Pet and Pott (1933) 
                - son ejemplo elocuente de las posibilidades creadores del medio. 
                Es cierto que en su afán pedagógico se llegó 
                a exhibir hasta adefesios, pero puede disculparse este celo en 
                quienes se han tomado, con tanta seriedad el papel de educadores. 
                El otro ciclo importante estuvo dedicado al cine italiano. Su 
                aporte mayor estuvo en algunas muestras de los comienzos del sonoro, 
                en las que pudo apreciarse la obra precursora de Alessandro Blasetti 
                y de Mario Camerini en la formación de un estilo, en el 
                descubrimiento de un ambiente, que los posteriores neorrealistas 
                habrían de explotar hasta el cansancio. Ninguna de las 
                obras exhibidas era totalmente memorable, pero su conjunto ilustraba 
                con elocuencia sobre ese tipo de película en que se logra 
                un adelanto general de la industria sin llegar a producir arte 
                puro. Por otra parte, los estetas tuvieron en estos ejemplos comerciales 
                una buena oportunidad para aprender a no despreciar la producción 
                corriente, la renovadora sin alardes.
              CINE UNIVERSITARIO desarrolló dos ciclos paralelos: el 
                de la vanguardia francesa, el de la vanguardia canadiense y norteamericana. 
                Pudo contemplarse así la obra de Jean Epstein, de Germaine 
                Dulac, de Louis Delluc. La exhibición conjunta de otros 
                clásicos del período (ya estrenados) permitió 
                reconocer un poco mejor el aporte de este tipo de film, tan glorificado 
                en los manuales y en la memoria creadora de los críticos. 
                La vanguardia norteamericana tuvo en James Broughton un creador 
                original. Dos de sus films - Loony Tom y Mothers Day 
                (ambos de 1948) - cuentan entre los más inspirados que 
                ha producido el movimiento; por ellos corre una auténtica 
                vena satírica junto a una auténtica nostalgia. De 
                vanguardia pueden calificarse también los experimentos 
                en el dibujo animado de la UPA. La creación de Mr Magoo 
                y el justamente célebre Gerald McBoing Boing demuestran 
                la existencia de un equipo resuelto a devolver el dibujo cinematográfico 
                la libertad, la ilimitada fantasía de que había 
                sido despojado por la estilización naturalista de los talleres 
                de Walt Disney.
              PREESTRENOS Y REESTRENOS. - La política de preestrenos 
                - iniciada el año anterior - persistió con intermitencias 
                durante este año. Algunos de los mejores films de 1952 
                fueron preestrenados: Rasho-Mon (Akira Kurosawa, 1952) 
                y Pasión prohibida (Michelangelo Antonioni, 1950) 
                conjuntamente por CINE CLUB y CINE UNIVERSITARIO; Juventud 
                divino tesoro (Ingmar Bergman, 1950) por CIBE CLUB; Balada 
                berlinesa (R. A. Stemmle, 1948); Ultimátum o 
                Londres en peligro (John Boulting, 1949), Sinfonía 
                de una vida (Hans Bertram, 1942) por CINE UNIVERSITARIO. También 
                fue importante el renglón de reestrenos. Muchos films que 
                ya habían desaparecido de los programas pudieron ser vistos 
                una vez más. De esta manera fue posible comparar juicios; 
                se advirtió, por ejemplo la lozanía de El ciudadano 
                (Orson Welles, 1941); se pudo ver que Larga es la noche 
                (Carol Reed, 1948) había sido sobrestimada en el recuerdo 
                en tanto que El sádico (Alf Sjöberg, 1944), 
                Pasión de una noche (Claude Autant-Lara, 1945) o 
                Un paseo al sol  (Lewis Milestone, 1945) recién 
                eran cabalmente valorizadas. Muchos tuvieron así oportunidad 
                de ver films que desconocían y en este sentido pareció 
                siempre útil una política que al crítico 
                y al aficionado ardoroso le facilita la posibilidad de revisar 
                sus opiniones, en tanto que a los nuevos adeptos les permite cubrir 
                sus lagunas. 
              REVISTAS Y CONCURSOS. - La reaparición de CINE CLUB, revista 
                de la misma institución, y la fundación de FILM 
                (publicación de CINE UNIVERSITARIO) marcó un aspecto 
                esencial del año cinematográfico: 1a conciencia 
                crítica cada día más alerta del espectador. 
                Porque no basta con hablar interminablemente de los films, con 
                ventilar teorías más o menos bien digeridas; hay 
                que producir algo, hay que dejar sentadas opiniones. Una revista 
                es el mejor vehículo. Entonces será fácil 
                advertir quienes pontifican en el vacío y quienes saben 
                de qué hablan.
              La orientación de ambos órganos fue diversa. CINE 
                CLUB reasumió algunas rúbricas esteticistas de años 
                anteriores y pareció preocuparse de expresar el punto de 
                vista de la institución. FILM fue más objetivo, 
                más preocupado de señalar los actuales rumbos del 
                cine. Sin desconocer la obra y la estética del sonoro se 
                preocupó por indicar quiénes importan en el cine 
                que hoy se está realizando, de aquí que concediera 
                atención preferente a la obra de directores e intérpretes, 
                de productores y libretistas, que aparecen comprometidos en la 
                producción actual. Tanto una revista como la otra aportaron 
                trabajos propios o traducidos en que se examinan puntos de interés 
                crítico permanente. 
              Los Concursos, de calidad variada pero casi siempre alta, sirvieron 
                para demostrar que paralelamente a esta actividad teórica 
                hay una inquietud creadora que desborda ya el campo de la mera 
                afición dominical. Las posibilidades de un cine nacional 
                aparecen bastante comprometidas, pero ya hay quienes por su propio 
                esfuerzo están creando cine nacional, como lo ha demostrado 
                especialmente el concurso organizado por CINE CLUB.