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Indice general ordenado alfabéticamente por título del libro o artículo

"Los comisarios culturales"
En Mundo Nuevo, n. 3
setiembre de 1966
p. 4

"La caza de brujas no es privilegio de ninguna cultura o nación. Se ha dado en todos los tiempos, como lo demuestran la famosa Inquisición y los procesos recientes de Moscú, las actividades del ilustre senador McCarthy y las monjas histéricas de Loudun. Pero muchas veces, la caza de brujas asume formas más sutiles o disimuladas: se viste de gran pureza moral o se envuelve en los generosos pliegues de la bandera nacional; desata la xenofobia o denuncia el cosmopolitismo; arroja sospechas sobre la ciencia o condena la literatura. Entonces, la caza de brujas abandona el terreno de la política o de la religión y ataca de lleno las creaciones del arte y la literatura. Entonces, la caza de brujas afecta las actividades menos dogmáticas, más libres, más fatalmente individuales de la especie humana. Fingiendo que el arte es una actividad sólo social (lo es, pero no exclusivamente), pretendiendo defender ciertos principios nacionales, apelando al consenso imaginario de una población que no ha sido libremente consultada, la caza de brujas se concentra contra la libertad del espíritu.

En América Latina no faltan, por desgracia, quienes están dispuestos a asumir el papel de nuevos inquisidores. No sólo en los regímenes dictatoriales o en los países de estructura totalitaria; hasta en las democracias más abiertas es fácil encontrar macartitos (para usar la feliz expresión de Carlos Fuentes) dispuestos a mandar a otros a la hoguera para reinar sobre el miedo o la apatía de los demás. Estos macartitos quisieran que nadie, sino ellos, tuvieran derecho a opinar, a decidir qué es bueno o qué es correcto, a dar certificados de buena conducta. Su espíritu es policíaco cuando no frailuno; su mentalidad hondamente reaccionaria. Invocan grandes causas (la religión de Cristo, la Revolución, el Bien Nacional) pero por debajo de la sotana se les ve espesa cola del interés propio.

Felizmente, América Latina está empezando a entrar en un período de madurez en que cada día son más los que se atreven a pensar por cuenta propia, a buscar por sí mismos la verdad de los hechos, a investigar y sacar las propias conclusiones. Cada tanto, un nuevo escándalo alerta la opinión pública, sacude la conciencia de muchos y permite comprobar que no todos son dóciles secuaces de los terroristas de sacristía política o confesional. El complejo caso provocado en 1965 por la publicación en México de Los hijos de Sánchez, del investigador norteamericano Oscar Lewis, es ejemplar de esta nueva conciencia que se levanta contra las simplificaciones patrocinadas por los comisarios culturales. Por eso, Mundo Nuevo ha querido dedicar hoy su sección de documentos a examinar con alguna pausa el escándalo suscitado por la publicación de este libro. El suceso ocurrió hace más de un año pero recién ahora se están empezando a medir sus verdaderas proporciones. Conviene por lo mismo que se conozca con el mayor detalle posible qué pasó en este caso; que se advierta cuáles son los peligros reales a que está expuesta todavía la creación cultural aún en los países más libres de nuestro continente; que se reconozca a quienes están dispuestos verdaderamente a defenderla. Lo que pasó en México puede repetirse, y de hecho se repite, en muchas otras partes."

 

Responsables

L. Block de Behar
lbehar@multi.com.uy

A. Rodríguez Peixoto
arturi@adinet.com.uy


S. Sánchez Castro
ssanchez@oce.edu.uy

 


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