|  | Buenos Aires, octubre 11, 1952 Para Emir Rodríguez Monegal Querido amigo: Estoy escribiendo un cuento que empieza en Montevideo, 
              a fines de octubre de 1839. El protagonista vive en la calle de 
              las Piedras (como ve, estoy en pleno aprendizaje del oficio de escritor 
              de novelas históricas) y, antes del almuerzo, sale a caminar 
              un poco. Para que todo en mi narración no sea demasiado abstracto, 
              me convendría que el héroe fuera a un lugar apacible 
              y arbolado. ¿Habrá entonces algún parque, alguna 
              plaza arbolada, no lejos de la calle Piedras? Tal vez podrían 
              servir las Orillas del Plata. O sino, porque en el recuerdo todo 
              es poético, alguna calle elegante. ¿Por dónde 
              se paseaba la gente en aquellos años? Pero, realmente, prefiero 
              los árboles y la placidez de la naturaleza.  Perdone que lo moleste para algo tan irreal como un trabajo mío.  Saludos a su señora. Lo recuerda con mucho afecto, su amigo, 
              que lo admira.    Adolfo Bioy Casares Ver 
              original   |