|  | Montevideo, 15 de noviembre de 1957. Querido Emir:  Como si todo estuviera aconteciendo en unos de esos cuentos soporíferos, 
              rotativos y polidimensionales que de cuando en vez se manda el Maestro 
              Borges para que vos lo comentes, heme aquí en la pieza penúltima 
              sentado frente a uno de los pocos Cinema Nuovo que no se extraviaron, 
              tecleando (en la misma Tornado que vos fatigaste concienzudamente) 
              una carta dirigida a Ebury Street, que vos leerás sentado 
              cómodamente en el sofá color remolacha anémica, 
              con los pies cerquita de la estufa, que era mi posición preferida 
              cuando leía las cartas emirianas dirigidas a mí que 
              habían sido escritas en la misma Tornado, o sea que vengo 
              a ser un sucedáneo tuyo que escribe una carta que acaso por 
              error dirija a mí mismo pero que de todos modos vos tendrás 
              autorización para leer. Arribado a este último nudo 
              borgiano, confío en que te habrás dado cuenta a qué 
              extremos puede conducir la influencia aléphica en el Río 
              de la Plata y en qué responsabilidades incurrís con 
              tu obsesión namber uan. Me había olvidado de decirte que llegué. El trabajo, 
              la familia y los amigos, me esperaban con los brazos abiertos. Me 
              encontré con que la bofetada de mi ausencia había 
              despertado a los chicos de El Diario, que no contentos con pagarme 
              las notas europeas casi en el doble de lo previsto, me presupuestaron 
              con el cargo de Cronista General ($ 556.00 de sueldo y un horario 
              de 10 a 13 hs.; no está mal). Además, en Mar Azul, 
              compañía subsidiaria de mis antiguos amos los Piria, 
              me ascendieron tenedor de libros vulgar y silvestre a Síndico 
              silvestre y vulgar, con mejor remuneración y sin horario, 
              claro. En la zona Marcha, acabamos de clarificar en El Aguila con 
              el Jefe y el Administrador el panorama inmediato y algo del mediato. 
              Ellos descuentan, y YO DESCUEEENTO, que escribirás para Marcha 
              como un galeote. Recibí la carta que dejaste, que en los 
              primeros momentos se extravió, pero que -como Cristo- resucitó 
              al tercer día. En la próxima te hablaré de 
              números y Número. Hoy el tema son las letras. El proyecto 
              de Prego sobre Concurso de cuentos no entusiasma decididamente al 
              Jefe, tampoco al Administrador (yo argentino, porque hasta ahora 
              sólo leí 15 de los 90 cuentos, ah criminal). De modo 
              que probablemente se haga un suplemento cultural a la que te criaste. 
              Quizá sea lo mejor. Ahora: atention please. Esta misiva te 
              la escribo por encargo del Jefe (la mía, de moto propia, 
              te la escribiré dentro de unos días), nada más 
              que para pedirte un trabajo urgente para el Suple. Combinate con 
              Buero y pedile también a él, Quijano está conforme. 
              Asimismo se escribirá a Despouey, Passos, A. F. S., el gordo 
              Martínez y otras celebridades, entre las cuales (para que 
              no te pongas pedante) también figura Gurmendez. La palabra 
              de orden es URGENTE. O sea que tendrías que ponerte a escribir 
              dentro de cinco minutos a más tardar y echar el sobre al 
              correo (total, te queda cerquita, una cuadra y media) dentro de 
              dos horas. La misma urgencia rige para Buero, decile que también 
              le voy a escribir, pero que mientras tanto se dé por notificado. Te concedo diez minutos más para que me pongas en la carta 
              cuáles de tus colaboradores COBRABAN y cuáles trabajaban 
              por amor al arte. Mandame los poemas de Zory. Si te parece bien, 
              haceme una preselección y después yo hago la sele. 
              Bueno, ya desencajoné los libros, ya barrí el altillo 
              de los panoramas, ya saludé al Arzobispo Coadjutor. Creo 
              que ya me reaclimaté. Después de todo, está 
              bien regresar y comer churrasco. Peñarol va penúltimo, 
              algo es algo. El Gral. Ribas sigue escribiendo cartas insultantes 
              a todos los consejeros, por orden alfabético. La patria o 
              la tumba: título del próximo Damócles, pero 
              M. B. (confidencialmente) está contento. Desde su miserable Aduana, Luz les despacha cariñosos saludos. 
              Cariños al casal de futuros eruditos, y vos y Zory reciban 
              un gran abrazo de Mario
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