|    | París, 23 de septiembre de 1966 Querido Pepe: Espero que ya estés de vuelta en Iowa con la admirable María 
              Pilar. Yo estuve en Buenos Aires y en Montevideo y después 
              pasé una semana de vacaciones en un pueblito del sur de Francia, 
              que se llama Ramatuelle, y que te lo recomiendo muy especialmente. 
              Es un pueblito medieval construido sobre la falda de una montaña 
              y en forma de caracol. La casa en que vivíamos está 
              hecha sobre la misma muralla y daba de un lado al camino y del otro 
              a la calle de los Sarracenos, nombre que me venía muy bien. 
              Fueron muy primeras vacaciones desde hace ocho años, así 
              que te imaginarás lo que las he aprovechado. Según 
              opinión de Carlos, ahora parezco un ser humano. Ya habrás recibido el número 3 de MUNDO NUEVO con 
              el capítulo "Los juegos legítimos" de Este 
              domingo. Los comentarios a ese número han sido muy favorables 
              y hay una cierta unanimidad de opiniones en el sentido de que es 
              el mejor de los publicados hasta la fecha. Tus páginas han 
              gustado mucho a gentes de los más variados pelos. Creo, querido 
              Pepe, que estás en un momento muy maduro de tu carrera y 
              que todas esas hipocondrías que te atacan de tanto en tanto 
              no son más que el reverso del gran esfuerzo de creación 
              en que estás metido. Así que no exageres la importancia 
              de esos estados de ánimo y sigue metido en tus trabajos. 
              Espero que ya hayas enviado a Scribner's, como te indiqué 
              por cable, el manuscrito de la nueva versión de El lacayo. 
              Ellos estaban muy interesados de acuerdo con el informe que yo les 
              hice. Sería bueno que lo publicasen. Y a propósito, 
              ¿no me podrías mandar a mí también una 
              copia de la nueva versión? Sería interesante publicar 
              algún fragmento en la revista antes de que saliera en español. 
              No sé si a Guanajuato o a Iowa te han llegado los ecos de 
              una loca polémica de los cubanos contra Neruda por su participación 
              en el Pen Club. Allí también nos dan algunas cachetadas 
              a Carlos y a mí por crímenes parecidos o tal vez peores. 
              El asunto es no sólo grotesco sino muy lamentable porque 
              revela quienes dirigen ahora la cultura cubana. No son, por cierto, 
              los firmantes de la carta, en que hasta hay escritores de verdad, 
              sino los viejos y queridos comisarios de siempre. Con Mario Vargas, 
              con Martínez Moreno, con Carlos Fuentes, hemos conversado 
              mucho de estas cosas llegando a la filosófica conclusión 
              de que el sitio a que viven sometidos los tiene fuera de quicio. 
              Con mucho humor, Juan Goytisolo decía la otra noche, que 
              se habían creado una psicología numantina. Esto conmueve 
              y es triste a la vez. Después de algunas vueltas, Carlos 
              y yo decidimos no contestar nada y dejar que se frían en 
              sus propias exageraciones. Lo único que haré en la 
              revista es una crónica larga, que sale en el número 
              5 sobre todas las tergiversaciones que han aparecido en la prensa 
              a propósito del Pen Club. En esa nota, y muy discretamente, 
              se hace una pequeña rectificación a los cubanos. Pero 
              como verás, esa rectificación está hecha en 
              un estilo puramente documental, sin atribuir ninguna intención 
              a los cubanos y dejando que cada lector saque sus conclusiones. No dejes de contestarme poniéndome al día sobre todas 
              estas cosas que te pregunto. Un gran abrazo para María Pilar 
              y para ti de Emir Ver original   |