|  |  En Montevideo, a 24 de mayo de 1949.  
              Sr. Emir Rodríguez Monegal.Muy señor nuestro:
                                               En 
              un país como el nuestro, tan pródigo en mujeres que 
              "hacen poesía", no leemos a través de "Marcha", 
              el más breve comentario sobre la producción femenina.         (Sólo en diciembre 
              del 48, "Sobre la poesía de Idea" y, en los últimos 
              meses pasados, Paseyro sobre Clara Silva. También fueron 
              publicados tres poemas de Silvia Herrera) ¿Por qué 
              nada más?         Los críticos de 
              "MARCHA" y Vd. en particular, desconocen sin duda intencionalmente, 
              la poesía de Orfila Bardesio, de Concepción Silva 
              Belinzon, de Ida Vitale, de Sara de Ibáñez, de Amanda 
              Berenguer Bellán de Díaz, de Selva Márquez, 
              de Edgarda Cadenazzi, de Paulina Mederos, Elia Gil Salguero, Esther 
              de Cáceres, Giselda Zanni, Mirtha Gandolfo, Lucy Parrilla, 
              Ibis de los Reyes, etc.         Podríamos seguir 
              ennumerando valores conocidos o inéditos del Uruguay y demás 
              países de habla castellana, pero, a modo de alarma no 
              es otro nuestro propósito basta ya.         Y aunque es la ausencia 
              de crítica, el abandono, el olvido, el ostracismo a que condenan 
              a la joven generación femenina de poetas, lo que motiva nuestra 
              carta, también queremos expresar un tanto aparte, que su 
              crítica, Sr. Rodríguez, está viciada de afectividad 
              exagerada, de agudo personalismo, de falta de responsabilidad y 
              ecuanimidad.         Y tendremos por fuerza 
              que remitirnos a la exégesis de la poesía de Idea, 
              por ser la única que Vd. se dignara presentar.          Olvida Vd. en ella, 
              tan encantado y solícito siempre en descubrir influencias, 
              imitaciones, etc. que aquí:  
               
                "Esta sazón de fruta que tú me diste, estallamarada de luna, durable miel inmóvil,
 te sitúa y te cerca,
 amigo de la noche, sagrado camarada,
 de las horas de amor y de silencio..."
 está Neruda de cuerpo entero, ritmo y adjetivación, 
              términos, palabras, calcados de su criba inconfundible. Podríalo 
              cotejar si a mano lo tuviera o mi memoria fuese bastante fiel.          Y siguiendo, cualquiera 
              menos quien no lo quiera, hallará una Delmira reencarnada 
              en estos versos: "ese incienso divino que me quemas, sueño 
              ascendiendo abismos con vértigos de sombra, etc." para 
              luego retomar otra vez a Neruda y Jiménez, en estos que siguen: 
              
               
                "entonces el deseo sube como una luna,como una pura, rara, melancólica,
 clara,
 luna definitiva, peldaño de la muerte."
        Tampoco anota Vd. entro 
              otros, grafismos repetidos, ingenuos, aunque bien rimados: "el 
              terciopelo ahora de la voz", por ejemplo.         En cambio, del espléndido 
              "Paraíso perdido", nada dice Vd.         Cierta vez, refirióse 
              Vd. a la responsabilidad del escritor ¿Qué nos dice 
              de la del crítico?         En fin, puntualizando, 
              volvemos al reclamo del comienzo: ¿Por qué se olvida 
              de la poesía femenina?         Creemos además 
              que sería muy útil y plausible, que "Letras Nacionales", 
              contara con un espacio para colaboraciones espontáneas, publicando 
              aquello inédito que tuviera verdadero valor, pudiendo tal 
              vez, mantenerse correspondencia sobre tales producciones.         Aun teniendo más 
              motivos, dejamos a Vd. en paz, por hoy.  
               
                 
                   LAS ERINNIAS Ver original   |